La movilidad urbana se ha convertido en la actualidad en uno de los grandes desafíos sociales. Las nuevas tendencias vienen pisando fuerte y, de momento, nuestras ciudades intentan adaptarse lo más rápido posible a las alternativas. Parece que el futuro más cercano de la automoción dibuja un escenario en el que el motor de combustión interna convivirá con los modelos electrificados. Aunque aún queda camino por recorrer, sobre todo en el apartado legislativo y en la adaptación de la infraestructura urbana.
En lo que los expertos aseguran coincidir es en la transformación del sector, tal y como lo conocemos tradicionalmente. Los últimos años estamos siendo espectadores de una revolución tecnológica que ofrece numerosas alternativas a la movilidad: el carsharing, la electrificación, la conectividad y la automatización gradual del vehículo, principalmente. La industria del automóvil, por su parte, afronta estos nuevos retos en un ambiente desconocido al que el usuario también debe adaptarse. ¿Hasta dónde llegaremos?
Las necesidades de movilidad urbana y los propios ciudadanos exigen el desarrollo de medios de transporte adaptados a todos, de modo que estos sean respetuosos con el medio ambiente. Por ello, no sólo debemos quedarnos con los medios terrestres y subterráneos (como el metro), pues quién sabe cuándo llegará el momento en que podremos circular en lanzaderas autónomas, minibuses eficientes o taxis-robot. Pero incluso podemos ir más lejos: ¿Cómo se adaptará la movilidad aérea y náutica a cambios como la electrificación o la eficiencia?

Un camino hacia el multicombustible
Los incentivos para integrar la movilidad alternativa y eficiente a las ciudades continúan aumentando, y desde el 2017 ya hemos visto cómo partidas presupuestarias de hasta 55 millones de euros se destinaban a la adquisición de vehículos eléctricos, de pila de combustible, de gas licuado de petróleo o de gas natural. No parece haber duda: en el futuro convivirán diferentes variedades de combustible, y cada día es más habitual ver electrolineras e hidrogeneras en nuestras calles.
Caminamos en dirección a las estaciones de servicio multicombustible, mientras que el motor de combustión interna tiene aún recorrido por hacer en las próximas décadas a medida que reduce mediante innovación su impacto por kilómetro. Junto a ellos, los sistemas de propulsión tradicionales encuentran el complemento perfecto a la movilidad en ciudad en los vehículos electrificados, modelos clave para cumplir los objetivos de reducción de emisiones marcados por los gobiernos. Para ello será necesaria una mejora de los motores en términos de eficiencia y en sus niveles de autonomía, aunque las baterías de litio están ofreciendo muy buenos rendimientos hasta ahora.
Los vehículos de energías alternativas, como los citados al comienzo del apartado, verán aumentar exponencialmente su cuota de mercado según casi todas las previsiones. Así, por ejemplo, los híbridos a gas observarán un aumento del 10% hasta las 27.000 unidades, mientras que los híbridos gasolina-eléctricos alcanzarán la cifra de 80.000 unidades. El eléctrico puro, por su parte, crecerá más lentamente en los próximos años, pero lo hará en un 7%, que es bastante para una tecnología emergente.
Además, vehículos eléctricos de coste asequible, como el Citroën C-Zero, están llamados a ser las siguientes grandes flotas urbanas. De hecho, en ciudades como Madrid ya ruedan 600 de estos vehículos tan solo en la flota de Emov, sin contar los vehículos privados.

Muchas comunidades autónomas han aceptado el reto del multicombustible y ya han presentado paquetes de ayudas, cofinanciados en muchos casos por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Castilla-La Mancha, por ejemplo, ha destinado un crédito a la financiación de 400.000 euros en función del vehículo adquirido: los compradores de coches alimentados por GLP (gas licuado de petróleo), GNC (gas natural comprimido) o GNL (gas natural licuado) recibirán una ayuda de hasta 2.000 euros; los de multicombustible o bicombustible recibirán 15.000 euros por vehículo.
En el Principado de Asturias ya se han aprobado las subvenciones para el uso de energías renovables y eficiencia energética, con un presupuesto total de 1.225.000 euros. Del total, 129.500 están destinados a la instalación de estaciones de repostaje de combustibles alternativos, mientras que el importe máximo de ayudas por cada estación de GNC es de 55.000 euros. Por cada estación de GNL se podrá recibir hasta 125.000 euros.
El eléctrico, una buena alternativa en la ciudad

Todos estos planes surgen como respuesta a una necesidad del transporte para actuar de forma sostenible, económica y medioambiental, y así mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. El objetivo principal es reducir gradualmente la contaminación en los núcleos urbanos. La introducción del vehículo eléctrico o híbrido en sus diferentes formas favorece un entorno más saludable, con un tráfico más fluido y en el que el transporte multimodal se convierte en la forma habitual para desplazarse a través de la urbe. Los biocarburantes, los gases licuados y también los combustibles fósiles, junto a la electricidad, nos proporcionan alternativas válidas en la actualidad.
Eso significa que convivirán motores de diferentes tecnologías, pero también en diferentes modelos de negocio. Actualmente ya tenemos vehículos particulares, pero también compartidos (carsharing como Emov), que ofrecen servicios a golpe de clic. Por su adaptabilidad a las ciudades, parece que en ellas el vehículo eléctrico predominará.
Seis de cada diez ciudadanos españoles consideran al coche eléctrico como la solución ideal para el desplazamiento urbano, como lo ha destacado la última edición de la ‘Radiografía de los Hábitos de Movilidad de los Españoles‘. Cada vez más las opiniones convergen en varios factores clave: silencioso, limpio, sostenible y confortable.
Aunque tiene muchas barreras que superar, el VE ofrece numerosas ventajas: desde la calidad misma de una conducción tranquila, hasta el automatismo que hace que el coche se deslice con suma suavidad por la carretera. Su mantenimiento es prácticamente residual y tiene un funcionamiento muy eficiente, además del ahorro en consumo y en aparcamiento: con una carga completa de 14,5 kWh pueden recorrerse más de 150 km; y el coste de los 100 km supera por poco el euro.

Materiales reciclados y revolución tecnológica
Los jóvenes son el grupo de edad que más concienciado está con las restricciones medioambientales al tráfico en las ciudades. El impacto que ha generado esta regulación ha sido bien acogida por gran parte de estos conductores, quienes además van perdiendo el interés en tener un coche en propiedad en favor de los servicios de alquiler y vehículos compartidos como los mencionados. Además, este grupo de edad suele estar más al tanto de las posibilidades más ecológicas, como el Citroën C-Zero.
Es por ello por lo que el parque automovilístico parece que se verá reducido en un futuro, aunque los coches, en cambio, se usarán más. La fabricación de vehículos duraderos con materiales más resistentes juega un papel importante en la línea de objetivos de las marcas. Materiales resistentes pero también ligeros y menos contaminantes, introduciendo en el diseño interior elementos reciclables.
La tecnología, por su lado, continúa aportando innovaciones relacionadas con el vehículo eléctrico. Las estructuras electrónicas del VE evolucionan hacia la introducción del plástico como componente de aislamiento térmico y acústico, con su respectiva influencia en la fabricación de los modelos de coche del futuro.
Aviones eléctricos, y el combustible del futuro
Las algas marinas son un grupo de organismos heterogéneo compuesto por decenas de miles de especies y presentes en todo el planeta. Las investigaciones actuales continúan aportando nuevas alternativas como posibles combustibles, y las algas se adecuan bastante bien a las necesidades de hoy en día. Su función en la depuración del agua y absorción de CO2 multiplica sus utilidades en campos tan diversos como la farmacología o la producción de celulosa para papel, entre otras. Una materia prima inagotable y sostenible que además tiene un enorme aporte proteico.

Las algas marinas ya se usan en áreas especializadas de la agricultura, la nutrición y la cosmética, pero incluso en el sector de los biocombustibles existen actualmente empresas que trabajan en su inserción como energía limpia para la aviación. ¿Aviones que vuelen con combustibles provenientes de algas? Aunque todavía pueda parecer una imprudencia siquiera citarlo, su viabilidad se está estudiando, tanto funcional como económicamente. Su implantación final podría comenzar en las baterías y motores de aviones de corto recorrido, es decir, sería útil en la inmensa mayoría de los vuelos rutinarios.
Por otro lado, aquellos en los que sus recorridos no superen los 400 km ya podremos hablar de aviones en versión eléctrica, aunque esta idea planea llevarse a cabo en al menos una década. Parece utópico, pero un viaje de París a Londres podría realizarse en una aeronave eléctrica de hasta 150 pasajeros.
El gigante Airbus ha finalizado con éxito su primera prueba de vuelo eléctrico a gran escala, un proyecto bajo el nombre ‘Vahana‘. Lo más probable es que los primeros prototipos que den el salto eléctrico sean modelos de jet privado.
Movilidad eficiente por tierra, aire y… mar

El sector náutico tampoco quiere quedarse atrás, y la industria está trabajando en formas de propulsión más eficientes y que respeten el medio ambiente. El viento fue un componente energético clave en las embarcaciones del pasado, y parece que lo será en las del futuro. Organismos de investigación y empresas privadas como Bound 4 Blue buscan desarrollar nuevas posibilidades.
De esta manera, el proyecto plantea el aprovechamiento de los recursos eólicos en alta mar a través de una infraestructura flotante y móvil con un sistema de velas rígidas que se redirigen y viran automáticamente. Tanto el personal como la tripulación ven reducidas sus competencias, así como el motor, que también disminuye su propulsión a velocidades moderadas. Así se restringirían aún más el consumo de combustible y, con ello, las emisiones del transporte marítimo.
Ciudades, cielo y mar aparecen en este escenario presente dispuestos a compartir formas de propulsión entre las que destaca la eléctrica, pero en la que todo tipo de movilidades parecen tener más o menos cabida. El futuro es mixto.
Imágenes | Citroën Media Airbus bound4blue